ENTREVISTA CON MARTA ORTIZ-ARCE, DE BODEGA 202
Marta Ortiz-Arce es la Directora de Marketing y Sostenibilidad de Bodega 202. Una gran profesional con la que he tenido la suerte de trabajar fotografiando uno de los productos estrella de su bodega. Tras más de 15 años dedicados a la gestión de proyectos ambientales, forestales, agrícolas y educativos en la Comunidad de Madrid, en el 2016 decidió unirse al proyecto de Bodega 202 y rápidamente se enamoró del vino y de nuestra tierra. En esta entrevista nos da una pequeña masterclass de cómo poniendo cariño en lo que haces, al final las cosas siempre salen bien.
Creo que detrás de vuestra bodega se esconde una bonita historia, ¿de dónde surge Bodega 202?
Sí, la historia detrás del proyecto es muy bonita. Una pareja de peregrinos estadounidenses que, haciendo el Camino de Santiago, se enamoraron de estas tierras riojanas y soñaron con construir su propia bodega. Es un poco de película.
En ese proceso, conocieron a Luis Güemes, que es mi marido, y le propusieron empezar de cero un proyecto para hacer los mejores vinos posibles. Así que Luis se embarcó en el proyecto en cuanto se lo propusieron, y dos años después me incorporé yo también al proyecto.
¿Qué tal vivisteis el cambio desde Madrid hasta tierras riojanas?
Muy bien. Esta región es un pequeño paraíso, y sus gentes son muy afables y hospitalarias. Nos sentimos súper bien acogidos desde el principio.
Imagínate además la suerte que tenemos. La bodega está en Laguardia, que es uno de los pueblos más bonitos de España; los viñedos están en las zonas más altas de Rioja Alavesa, con unos paisajes de ensueño; y vivimos en Logroño que mantiene un equilibrio perfecto entre actividad cultural y escala humana.
Es muy curioso que en tan pocos años hayáis sido capaces de elaborar vinos de parcela de tantísima calidad, ¿cómo lo habéis hecho?
Desde el principio teníamos claro que queríamos hacer vinos de calidad. Y ya se sabe que un buen vino empieza en el viñedo, por eso desde el principio buscamos viñas viejas y en altitud.
Las viñas viejas dan una uva de extraordinaria concentración y aportan al vino gran complejidad aromática. La altitud es especialmente interesante para nuestra variedad de uva, la tempranillo. A partir de ahí acompañamos el proceso cuidando mucho cada paso que damos. Cada año seleccionamos las 5 mejores hectáreas de las 20 que tenemos en propiedad. Después, volvemos a seleccionar en la propia viña, y por último volvemos a hacerlo en bodega. El secreto está en poner mucho cariño a todo lo que hacemos. Como todo lo que quieres que te salga bien en la vida.
Como Directora de Marketing, ¿cuáles son vuestros principales retos?
El reto más bonito para mí fue -y sigue siendo- buscar el alma al proyecto. Quiénes somos, qué nos caracteriza, y saber cuál es nuestra aportación al sector del vino. Ese trabajo es especialmente importante en proyectos nuevos como el nuestro. Ten en cuenta que nosotros no somos quinta generación ni de marqueses ni de agricultores. Eso tiene sus ventajas y sus inconvenientes.
La gran ventaja es que tenemos la libertad para hacer las cosas a nuestra manera, sin mochila. Somos un proyecto muy fresco que mira al futuro. Pero también tiene algunos inconvenientes. Por ejemplo, uno de nuestros grandes retos es darnos a conocer. Por eso estamos trabajando mucho en la comunicación y en la imagen de marca.
¿Crees que, en este sentido, la imagen de vuestros vinos juega un papel importante?
Sí, por supuesto. La imagen en el mundo del vino es siempre importante. Y en nuestro caso, lo es aún más, puesto que en el producto que ofrecemos buscamos la máxima calidad, y la imagen es algo imprescindible porque debe acompañar la calidad del producto. En nuestro caso, tenemos una imagen muy característica. En la etiqueta aparecen los 202 puntos de Bodega 202.
¿Por qué 202 puntos?, ¿de dónde viene el nombre de Bodega 202?
Nuestro proyecto es una combinación de dos mundos, el viejo y el nuevo mundo. Europa y América. “Bodega” es la aportación española, y “202” es la aportación americana.
Doscientos dos es el prefijo telefónico de Washington DC, que es la ciudad donde los fundadores de la bodega, Kathleen y Francis, esos peregrinos americanos, se conocieron cuando eran estudiantes universitarios. Allí se enamoraron y ya entonces soñaron con hacer juntos el camino de Santiago. Es el origen de todo el proyecto.
Volviendo al tema de la imagen, ¿cómo es vuestro packaging?
Uno de los pilares de Bodega 202 es la sostenibilidad. Por eso nuestro packaging trabaja siempre con materiales sostenibles. Utilizamos estuches de madera con certificación PEFC de gestión forestal sostenible. También tienen sello de sostenibilidad nuestros corchos y nuestras cajas de cartón. Incluso ahora hemos incorporado una cápsula sostenible que incluye una lámina de material vegetal biodegradable que facilita su reciclado.
¿Cuál es vuestro packaging más especial, al que más cariño le tienes?
Nuestro estuche estrella, al que más cariño le hemos puesto y con más ilusión hemos creado, es el “Estuche edición especial Cesc Farré”. Es una colaboración preciosa donde el artista ha sabido plasmar el alma de nuestros vinos en sus acuarelas.
A través de su obra ha representado nuestros dos vinos de autor: “Aistear” y Ansa”. Aunque es un artista especializado en paisajes, sobre todo cielos y mares, en esta colaboración quiso quedarse en el mundo de las ideas, de la poesía visual. Y cuando te digo que supo captar el alma de cada uno de los vinos es porque en sus obras transmite la elegancia, intensidad, equilibrio o complejidad aromática de los vinos. Es una preciosidad.
¿Puedes hablarnos más sobre este estuche, de dónde surge la idea?
Pues fue gracias a estos encuentros casuales que tiene la vida. Tuve la suerte de ser alumna de Cesc Farre durante un curso de acuarela organizado por Arancha Lanchares aquí en Logroño, y desde el principio me enamoré de su forma de pintar y de su manera de entender la pintura, de un modo muy profundo y filosófico.
Él a su vez se enamoró de nuestros vinos, así que pensamos en la manera de colaborar. Yo creo que los dos teníamos ganas de hacer algo chulo. El proceso fue largo, y consideramos distintas opciones. Finalmente decidimos hacer cien únicos estuches exclusivos con nuestros dos vinos Ansa y Aistear y dos láminas acompañándolos, numeradas y firmadas por Cesc Farré, inspiradas en cada uno de esos vinos. Para rematar, Cesc incluyó un texto manuscrito donde explica el significado de sus láminas. Es la guinda del pastel.
¿Qué papel crees que ha jugado la fotografía para que esta edición especial haya conectado tan bien con el consumidor?
Bueno, aquí hay dos momentos en los que la fotografía tiene un papel protagonista. Primero, cuando tuvimos que hacer una copia perfecta de las obras para poder reproducirlas. Tuvimos mucho cuidado en elegir un buen papel y una buena imprenta, pero creo que el gran acierto fue hacer una buena fotografía que reflejara todas las texturas que tenían las acuarelas. No fue una tarea fácil, ya lo sabes. Era muy difícil trasladar una obra en tres dimensiones a otra en dos dimensiones. Y ahí tuviste la gran profesionalidad de transmitir toda esa complejidad de colores, texturas y brillos en una fotografía. Fue brutal.
El segundo momento fue cuando habíamos terminado el estuche, con sus litografías numeradas y firmadas, con su tapa también firmada, con el texto manuscrito, con las dos botellas de vino. Era una pequeña obra de arte con tanta complejidad que reflejarlo en una única fotografía era un reto. Ahí tuviste la gran idea hacer varias fotografías. Por una parte, fotografías del estuche completo. Y por otra, fotografías de cada una de las obras enmarcadas acompañando cada una de las botellas de vino. Las fotografías remataron así un trabajo donde hay tanto cuidado por el detalle, tanto esfuerzo y tanto cariño. Mil gracias.
¿Tenéis pensado seguir innovando en el futuro con packaging tan innovadores y originales?
¡Seguro que seguiremos haciendo cosas chulas! Ideas no nos faltan, lo que nos falta es tiempo para materializarlas. También es cierto que le ponemos tanto cariño a lo que hacemos que nos lleva mucho tiempo y energía. Pero es que, si quieres hacer las cosas bien, no hay otra manera. Pero vamos, en resumen, seguro, seguro que haremos cosas chulas en el futuro. Y esperamos contar contigo para que nos ayudes igual que has hecho en este proyecto.
¿HABLAMOS?
Si te gusta lo que hago y quieres solicitar información, o simplemente tienes alguna duda de cómo puedo ayudarte, déjame tu email y me pondré en contacto contigo enseguida. Seguro que hablando nos entendemos y juntos podemos hacer cosas muy chulas para tu bodega o estudio de diseño.